sábado, 25 de enero de 2020

SIN ENTENDER DE VISIONES Brisas venidas del norte entre visiones centradas, sin tener un pasaporte corren en las madrugadas. Calpe guardando silencio al ver brisas bien llevadas, que no quieren el desprecio de las noches encantadas. Vienen las brisas gritando sin ver playas marginadas, el otoño va marcando muchas fechas desganadas. El otoño va dejando calores en la alborada, las brisas llegan soñando con la mañana dorada. Calpe recibe calores que las brisas les arrasan, este tiempo de dolores con el otoño se amasan. Otoño de sueños grises al llegar la madrugada, las penas se vuelven tristes cuando la noche es marcada. Sin entender de visiones entre pasiones quemadas, notas ver las sensaciones de jornadas terminadas. La luz del sol sigue firme en la tierra valenciana, parece que así confirme su calor por la mañana. Calpe mirando las olas en estas tardes templadas, la luna camina a solas en las raras madrugadas. G X Cantalapiedra.

ENTRE SUEÑOS POSIBLES

ENTRE SUEÑOS POSIBLES Pise los caminos, vi gentes sin rostro, me busque adivinos en el mes de agosto. Busque frías cuevas, noté mil despojos, subí por las sierras, vi llorar mis ojos. Galicia sentida me marcó veredas, mi ruta escondida visitó las sendas. La memoria altiva, digamos secreta, a veces se activa al sentirse inquieta. Verdes elegidos, rutas que son bellas, amores perdidos que cuentan estrellas. Rías que cantando se quitan las penas, barcos navegando que ven las arenas. Galicia por dentro destila pasiones, siempre busca el centro de sus emociones. Cumbres de misterio, noches de porfía, algún punto serio busca la armonía. Profunda Galicia llena de candores, es una delicia vivir sus amores. G X Cantalapiedra.

SE ALEJO CON SU BURRO SIN SABER DONDE IBA

SE ALEJO CON SU BURRO SIN SABER DONDE IBA Un día del mes de octubre, del año 1920, aquel hombre pastor obrero, sin medios económicos, ni familia que le dijeran cualquier palabra, decidió marcharse de aquel pueblo de Soria, donde ya la emigración se dejaba notar. Aquel día abandono la casa que habitaba desde hacía años su familia, pero su estado era ruinoso, y con ganas de cogerle debajo. El único amigo que entonces tenía, era su burro, que ya pasaba de los trece años, y resultaba ser un burro viejo, ya que el final de la vida de un burro, anda en los 17, años aproximadamente, Aquel hombre sin apenas saber leer, ya que toda su vida la paso de zagal, y de mayor pastor, que al quitar las ovejas el patrón, se sintió solo por todas partes, Su pueblo era una salida para morirse, y el intento querer salvarse de aquella despoblación, que ya en aquellos años se veía venir, con su burro siguió los caminos del Duero, hasta San Esteban de Gormaz, donde intento dar de comer y beber a su animal, y el reponer comida, para continuar el camino del viejo Duero. Fueron días duros, intentando encontrar trabajo de su oficio de pastor, pero en todas partes las negaciones eran fuertes, y sus ánimos se veían derrumbados, el hombre con sus apeos de salir al campo, mas unas alforjas llenas de sus cosas importantes de su casa, era todo el equipaje que poseía, sus noches en la Ribera del río, fueron húmedas y frías, aunque todavía estaba en tiempo de otoño. Cada amanecer del nuevo día, el pesimismo se adueñaba de su camino fatal, tan solo una voz misteriosa, que le parecía ser de su madre, que hacía años había fallecido, era lo que el escuchaba. Las dudas le confundían de lugares, las dificultades económicas empezaron a surgirle, y las voces del más allá, le tentaban a quitarse del medio, tan solo su burro, le entendía de verdad, el animal comía mielgas y grama, en su camino a ninguna parte, tan solo el hombre se encontraba, que pedía a su dios, que le llevase con su madre, pero a veces la vida es cruel, y nuestros últimos pasos, terminan donde nunca los soñamos, somos piedras pequeñas que ruedan en una montaña, que en su caída, terminan en un rio caudaloso, que el agua las arrastra, incluso hasta el mar. Aquel hombre conoció la miseria desde su dura infancia, al morir su padre con el tener tan solo 3, años. y siendo tres hermanos en su familia, donde la madre trabajo, lavando fregando y trabajando donde la llamaban, fueron años terribles de privaciones, de no conocer la escuela, de ser un niño explotado siempre, y sin otro futuro que el campo de su pueblo, donde los tres hermanos intentaron salir adelante, más sus dos hermanos, se marcharon de allí, nadie sabe dónde, nunca escribieron ni nadie supo su forma de vida, El hombre después de varias jornadas se sentía vencido, y se dio cuenta que aquel día donde no sabía cuál era el pueblo que pisaba, caminaba la gente al cementerio, y pensó, es triste el día de mañana, a mí no me irán a llevar faroles ni fotos a mi tumba, Ya nunca volveré a mi pueblo, aunque me muera de hambre y miseria, no sé si seré un muerto anónimo, o tan solo un hombre perdido, en la misma Ribera del Duero. Donde aquel día sobre las tres de la tarde con el estómago vacío, se intentó lavar su sufrido cuerpo, y el río con su fuerte caudal le arrastro hacia nadie sabe dónde, terminando su vida en aquel día de Los Santos, pero sin campanas que llorasen por él, ni vecinos que pronunciaran su apodo, todo quedo en el misterio absoluto, y tan solo su asno, rebuzno muchas veces llamándole, pero el Duero le arrastraba, y le daba un abrazo de muerte, al no saber nadar ni defenderse de la corriente. Su nombre en su pueblo paso al olvido, las miserias se callan, y muchas veces castigan los sentidos. A veces los silencios son amargos en Castilla, entre su gente sencilla… G X Cantalapiedra.

viernes, 24 de enero de 2020

AYER ME HABLARON DE BRUJAS

AYER ME HABLARON DE BRUJAS Ayer me hablaron de brujas con soledades inmensas, y algunas mentes se estrujan por no ver sus vidas tensas. Brujas que tienen sus pasos entre las temidas nieblas, que comentan los fracasos en los sueños que detestas. Ayer me hablaron de brujas con meigas que están alerta, y temblaron las agujas del reloj que me despierta. Cuando los sueños padecen entre sabanas de seda, algunas penas se crecen y la conciencia se enreda. Los fantasmas de la noche hoy marchan por carreteras, y suelen hacer derroche de sus gestos de quimeras. No llevan sábanas blancas, aunque si saben de penas, los fantasmas cuando arrancan quisieran romper cadenas. La noche les va animando, ellos no temen barreras, su vida se va agotando entre curvas traicioneras. En la Profunda Galicia cuando los fantasmas vuelan, nadie llamará delicia cuando las penas consuelan. Brujas que bailan tranquilas mientras las luces reflejan, en los fantasmas perfilas las meigas cuando se alejan. G X Cantalapiedra.

CUANDO OLVIDAMOS CAMINOS

CUANDO OLVIDAMOS CAMINOS Vamos pisando caminos entre nubes pasajeras, y queremos ver los signos de las tardes más austeras. En las mañanas más frías con vientos que dan cegueras, temes perder alegrías en las penosas esperas. Cuando olvidamos caminos que ayer nos quitaron penas, tememos los desatinos de las terribles condenas. Hay caminos castellanos cargados de penitencias, tienen los signos cristianos que predican indulgencias. Olvidar viejos caminos en las noches que son negras, sin buscar gestos divinos aunque escuches a las fieras. Queriendo olvidar pisadas en los caminos inciertos, sin añorar las andadas de algunos amigos muertos. No vale borrar las fechas donde fuimos caminando, ni buscar aquellas brechas que la vida fue dejando. El presente se lamenta de sus pasos sin sentido, y teme ver la tormenta con el ánimo vencido. No puedes borrar tus huellas aunque suenen las campanas, olvidar las horas bellas son costumbres poco humanas. G X Cantalapiedra

jueves, 23 de enero de 2020

ALICANTE NO SE RINDE

ALICANTE NO SE RINDE Estas tierras de Levante castigadas con desastres, seguirán hacia adelante en estos duros instantes. Entre tormentas terribles y sus lluvias torrenciales, con olas siempre temibles hacen causas naturales. Playas que fueron borradas con sus olas tenebrosas, casas algunas dañadas levantando hasta las losas. Alicante nunca finge y sueña con alboradas, aunque los daños distingue viendo playas destrozadas. Las palmeras son testigos de recibir los ataques, entre penosos castigos incluso barcos y anclajes. Nubes que tienen misterios con sus daños tan tremendos que surgen momentos serios dejando penas y enredos. Carreteras con sus daños que las lluvias provocaron, siendo momentos extraños los que sus fuerzas dejaron. Naturaleza imparable que impone sus condiciones, hoy me parece probable el recibir negaciones. Huracanes y ciclones van cogidos de la mano, ellos no tienen razones ni respetan al humano. G X Cantalapiedra.

DE VACACIONES POR LA PROFUNDA GALICIA

DE VACACIONES POR LA PROFUNDA GALICIA Era el año de 1973, aquel matrimonio llegado de Madrid, a la Galicia Profunda y misteriosa, donde querían pasar todo el mes de agosto sus vacaciones, empezaron recorriendo lugares, donde les habían comunicado, que las meigas se movían entre los grandes montes gallegos, y los misterios y demás complicaciones, eran casi el pan diario, sus paseos al lado de las rías y del mar Cantábrico, eran un signo de no tener miedo a ningún problema que les surgiera, circularon por la noche durante varias veces, incluso en medio de un camino forestal, que en una noche de agosto, vieron como la correa de su ventilador del SEAT, 600, como se rasgó hecha añicos, pero con la ayuda de su linterna, y la herramienta precisa, y el repuesto de otra nueva correa, pudieron continuar su trayecto, sin ningún problema más. Fueron días muy movidos, y visitaron San Andrés de Teixido, con las nieblas de madrugada, y sus paisajes endiablados, que les dejaron para siempre prendados de dicho lugar, donde sus acantilados al mar, representaban un peligro el poder caminar en sus pasillos. Tuvieron la oportunidad de visitar, La Playa de Las Catedrales, donde la subida del mar, era como de sorpresa, aunque ellos ya en Madrid, un gallego amigo les había comunicado, de dicho peligro. Visitaron el Faro de La Estaca de Bares, el punto de España más al norte, aunque allí, apenas notaron nada extraño, solo un rasero como de dos kilómetro, después de pasar una arboleda bastante alta y bella. Dicho Faro, era prohibido visitarle, te podías quedar del Faro como a unos 100, metros. más así y todo, el matrimonio venido de Madrid, se hizo sus fotos. Tuvieron la suerte de subir hasta Las Fragas de Ume, muy cerca de Puentedeume, un lugar privilegiado, cercano y a la vez muy misterioso, con un monasterio quizá no dominado por las fuerzas del Califato de Córdoba, Ya que su camino entonces inaccesible, para dicha ocupación árabe, les debió de resultar imposible llegar hasta él, ya que su posición en la montaña, escondido entre árboles y piedras, hoy día sería imposible de divisar, y muy peligroso para el que intentara dominarlo. Quedaron prendados del paisaje y sus dos ríos, alrededor, que no se les divisa desde el monasterio, Hoy día con el sendero hecho de piedra, hay que tener ganas de andar subiendo dicha pendiente. Y sobre todo si esta lloviznando, por su peligro de patinar. llegar al Monasterio de San Juan de Caaveiro, es una etapa dura, y me imagino que hace doce siglos, era imposible el llegar a dicho punto de montaña. El matrimonio aquel de Madrid. volvió de nuevo a su ciudad, pero su recuerdo de aquel mes de agosto, se quedó en sus retinas y en las mentes para siempre, No divisaron meigas, ni conocieron brujas ni brujos, tan solo paisajes maravillosos, aunque en su coche en la parte del cristal trasero, colocaran una bruja con su escoba volando. El recuerdo de aquella Galicia, donde entonces las vacas, eran cogidas de un ramal, casi siempre por niños o mujeres, para que pudieran comerse el verde de los linderones de sus fincas. Aquellos días maravillosos, no les dejaron dudas, vieron una Galicia entonces campesina, pero con ideas de progreso y bienestar. Y comprobaron el trabajo de sus marineros pescadores, en los muelles de amarrar sus barcos, en dichas descargas del pescado logrado en su trabajo. Galicia les influiría para todo el resto de su vida, y respirarían contentos de sus travesuras por dichos lugares. G X Cantalapiedra…